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III. La Explotación y los mecanismos de control 

 


Chico con alheña — Este joven iba caminando en un parque en la provincia afgana de Paktia, esperando que secara la alheña que se había puesto en el pelo y las manos. Dijo el fotógrafo en la leyenda: "El gobierno talibán eliminó durante un rato la muestra abierta de la afición tradicional de los pastunes para los chicos bailarines... La tradición de usar chicos como juguetes de sexo re remonta a Alejandro, Tiberio y Adrián. No toda la explotación sexual en la sociedad humana es de las mujeres, y no toda la represión sexual es mala." Foto ©Luke Powell, 2001

 

 

En la leyenda de la foto "Chico con alheña", el fotógrafo implica que este niño afgano es explotado. Me imagino que sí, lo es; Afganistán es un país muy pobre, y aún más pobre después del bombardeo del EE.UU. En la raíz de la cuestión está la discrepancia de edades y de estatus en la cultura, de manera que este chico asume el papel de mujer, o sea, desprestigiado y sin autonomía. ¿Es así? No sabemos casi nada sobre él. ¿Puede salir de una relación si no le gusta? ¿Sus padres le presionarían para aceptar una relación aunque no le guste? ¿Cuántos recursos tiene para vivir solo?

 

Conocemos muy poco del halekína, aparte de algunos poemas citados por los medios. Una observación viene de un pakistaní, Badruddin Khan, en el libro de Murray y Roscoe. Khan dice que "entre los pastunes, el sexo entre hombres y chicos es común", y "desde antes de la época de Alejandro, la gente de esa región [el norte de Pakistán y el sur de Afganistán] se reconoce como pragmática que luchan en las guerras con gran ferocidad y hacen el amor con gran dedicación". Sobre Pakistán en general, según Khan:

 

El amor entre varones es, de hecho, exaltación, y la ternura, afección y grandes amistades no son pocos comunes. En contraste con el espaldarazo que pasa por ser compañerismo en el Occidente, los hombres andan frecuentemente cogidos de la mano, y no es poco común ver a dos hombres abrazarse.

 

Aunque las relaciones adulto-adolescente han sido una forma principal de conducta homoerótica masculina y aunque los datos históricos y psicológicos no demuestran que sea intrínsicamente dañina, no tiene necesariamente un derecho de existir, si es que permite que se explote a los niños con mayor frecuencia de lo que se haría de otra manera. 

Pero, al mismo tiempo, en vez de hacer un examen objetivo de la cultura pastun y del papel de este tipo de expresión sexual dentro de ella—si, por ejemplo, este último explota a la juventud afgana—los medios ocultan la realidad.  

A pesar de lo que dicen los medios, Islam no es una religión monolítica y no es necesariamente represiva de cara a la conducta homoerótica. Eisenberg dice que la sexualidad en Iberia se toleraba más bajo los musulmanes y los judíos sefardíes: 

Indicios de todos los períodos, directos e indirectos, coinciden en afirmar que todas las prácticas sexuales, las homosexuales entre ellas, estaban más toleradas y preocupaban menos que en los reinos cristianos del norte. Hubo períodos en que el amor entre hombres, o entre hombre y joven, pasaron de la mera tolerancia a ser prácticas cortesanas, del rey y de los aristócratas e intelectuales. Hubo, también, mucha poesía abiertamente homosexual, tanto sefardí como hispanomusulmana, que al parecer circulaba con una libertad y aceptación que no hemos vuelto a ver en un país occidental... 

En comparición, para los cristianos viejos de España, "la sodomía clama venganza al cielo" según las palabras del escritor español Juan Goytisolo:  

El desorden que afecta al reino puede suscitar la cólera de Dios y derrocarle como derrocó a la monarquía visigoda... A no dudar, la sodomía, como sinécdoque, se convierte en la mejor y más eficaz arma arrojadiza de la casta cristiano vieja ...

La razón, dice Goytisolo, era una reacción a las culturas múltiples que vinieron antes: 

A diferencia de la sociedad religiosamente homogénea y compacta existente en España desde la expulsión de los moriscos hasta la fecha, la medieval era heterogénea y abigarrada... Las comunidades intermedias, permeables, porosas, a caballo entre lenguas y culturas distintas que Cervantes tuvo la suerte de conocer siglos después en Berbería, resultaban difíciles de encajar en una imagen icónica de la Cristiandad, del Islam y del judaísmo. Las situaciones creadas por esas identidades confusas y problemáticas, con los cruces originados por la unión sexual o barraganía entre sus miembros, preocupaban por igual al legislador de las tres religiones monoteístas. 

Louis Crompton dice que "... los visitantes europeos en las tierras musulmanes quedaron asombrados repetidas veces por la tolerancia relajada de los árabes, turcos y persas que aparentemente no pensaban nada perverso sobre las relaciones entre hombres y chicos". Pero como ya hemos visto, el cristianismo no era tan represivo en la Florencia del Renacimiento como había sido en otras épocas. Todas tres religiones monoteístas han permitido, a veces, espacios para una conducta que las normas de sus propias teologías prohibían. 

Los medios no saben ni quieren saber lo que está pasando en Afganistán con respecto a la sexualidad.  Probablemente, nunca sabremos como era el halekína de los pastunes y como era diferente del erotismo adulto-adolescente varón en otras culturas. Murray observa, quizás con ironía, "Lo que pasaban a las esposas jóvenes de las caravanas (zun'i-sāfāri) en Afganistán cuando llegaban a ser adultos, según parece nadie ha pensado a preguntar".  La conducta homoerótica pastun se pedería a la historia como la de las sociedades indígenas de México [1] y Perú, en las que los conquistadores quemaron casi todos los códices, hasta el punto de que quedan hoy sólo alrededor de una docena. 

Los medios no les van a preguntar a los chicos con alheña cómo se sienten, qué quieren o si son felices. Tampoco las organizaciones no gubernamentales. Y mucho menos la Organización de las Naciones Unidas.

 

En mayo de 2002, el Centro por los Derechos Económicos y Sociales, una ONG en Nueva York, hizo un reportaje sobre las condiciones actuales en Afganistán. Esta ONG entrevistó a 134 afganos. Los niños predominan en las fotos del informe, pero están casi ausentes en los datos: en la tabla de los sujetos entrevistados aparecen solamente dos menores, uno de dieciséis y otro de diecisiete años.

 

Si las organizaciones no gubernamentales y su jefe, la ONU, no hablan con los niños afganos, no van a asegurarles los derechos, los recursos, ni los espacios para que puedan decidir por sí mismos su propio destino, incluso las relaciones sexuales que deseen o no.  Desgraciadamente, la ausencia de los niños en el informe de la ONG ya citada no es poco común. Así ha sido siempre para la gente marginada.[2]


[1] Taylor escribe: "La mayor parte del comportamiento no fue documentado, fue perdido, destrozado, torcido o suprimido... nunca sabremos mucho de la homosexualidad verdadera en el México precolonial..."

 

[2] Este informe recuerda la conversación entre el chaval Huck Finn y Aunt Sally en la novela picaresca de Samuel Clemens, Las aventuras de Hucklebery Finn. Cuando llegó a la casa de Aunt Sally, el joven mintió sobre la razón de su atraso. Le dijo que se debió a la demora de un buque de vapor en el que había viajado:

 

No fue el encallamiento; eso no nos retrasó sino un poco. Estalló una culata de cilindro.

¡Dios mío! ¿Alguien herido?

No, señora. Se mató un negro.  
Pues, qué suerte, por que a veces la gente puede herirse.

 

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