Como gente interesada en el bienestar de los niños y
una sociedad justa, denunciamos la dirección problemática de campañas hoy
día para proteger a los niños contra peligros sexuales vagamente definidos,
los que criminalizan y culpan injustamente un gran rango de gente y sus
comportamientos. Frecuentemente estos enfoques ignoran
las realidades de la sexualidad de niños y adolescentes, y a veces equiparar la
afección con la violencia. Nos distraen del problema mucho más grave de
violencia contra niños y jóvenes. Minan libertades
esenciales por todos. La histeria de hoy es tan dominante que cualquier
persona que proponga una discusión más pensativo arriesga ser tildado de
abusador de niños. Para proteger verdaderamente a los niños y también
habilitarlos a ser los que quieran ser, y para mantener a una sociedad libre,
insistimos en un enfoque más sensible y compasivo.
La mayoría de abuso de niños no tiene nada
que ver con sexo. Es importante denunciar abuso sexual verdadero, lo que ha
quedado tan escondido y negado dentro de nuestras familias y comunidades. Sin
embargo, la violencia no-sexual y el asesinato de
niños es tan grande como la violencia sexual. La pobreza, malnutrición,
discriminación étnica, la mal educación y una sistema de salud inadecuada
son todos formas de abuso que amenazan a millones de jóvenes en nuestra
nación próspera. Pero no hay una voluntad nacional para poner fin a estos
daños letal y común a niños. Por lo tanto, nuestra atención esta fijada en
cualquier caso de abuso de niños que involucre el sexo.
Las campañas recientes contra el abuso de
niños no hacen ningunas distinciones entre comportamientos diversos y
circunstancias. Cualquier sexo es igual a la violencia, y jóvenes de 17 años
son llamados "niños". La violación brutal de una chica de 6 años
por su padre, relaciones sexuales no-coaccionados entre un chico de 14 años y
una mujer de 30 años, y una relación entre un chavo de 18 años y una chava
de 16 – claramente estos son muy distintos, pero todos son representados
como violación debajo la ley y en los medios de comunicaciones. No creemos
que la expresión de sexo mutuo y con cariño es
la misma como una violación violenta. Para equipararlos es disminuir la
gravedad de la violación. Además, por los casos de sexo involucrando niños,
pruebas concretas aparecen innecesarias: la alegación sola es suficiente.
También, aparece raro que hablemos de jóvenes aun más mayores como
"niños" que necesitan protección de abuso sexual, y al mismo
tiempo consideramos que niños aun más jóvenes son llamados
"adultos" cuando acusados de crímenes.
Es una equivocación llamar una clase de gente
carecido de la humanidad y sin la oportunidad de redención. Las leyes ahora
tildan a cualquier persona que viola los reglamentos de sexo con
menores como un "predador sexual", aunque ningun violencia o fuerza
este allegada, y aunque la menor falta un mes -o un día- para ser mayor de
edad. Además, los temores y los odios de sociedad contra el homosexualismo
frecuentemente volver a la gente gay en chivos
expiatorios, aplicando a ellos un estereotípico falso de abusador de niños.
El proceso de calificar a una clase de gente como malvada es destructivo aun
cuando este aplicado a los criminales verdaderos violentes. Los que cometen
crímenes sexuales violentes no nos llegan de un vació. Ellos proceden de
nuestras comunidades y familias. El mensaje comunicado por esto
es que el peligro principal a los niños es un
extraño quien es al punto de saltar sobre ellos, un pedófilo
de quien podemos denunciar y estigmatizar. Pero
la mayoría de contacto sexual entre adultos y menores es dentro de la familia
y sus amigos. Si consideramos los criminales peligrosos como gente totalmente
aparte de nosotros, nos impide entender las raíces de crímenes sexuales. La
estigmatización permanente no solo le hace imposible re-integrar dentro de la
sociedad los quienes son rehabilitados, sino señale una falla fundamental en
la sociedad civil.
"Proteger los niños" ha estado una
grita de batalla para
aumentar el poder coercitivo y encarcelamiento del estado. Las ultimas dos
décadas han visto numerosas formas de represión del estado en el nombre de
proteger a niños: Hay leyes radicales contra la libertad de expresión;
registros para el seguimiento por la vida de personas
y para exponérselos al ridículo; cadena perpetua dentro de los hospitales
estatales para la salud mental por ellos no juzgados culpables de un crimen
sino pensados probablemente "peligrosos"; libertad condicional
por la vida por criminales de sexo en algunos
estados; y cadena perpetua obligatorio sin libertad condicional por los
quienes cometen un segundo crimen sexual; una sistema de control
policiaco para los quienes estén encarcelados, en libertad condicional
o dentro de los hospitales estatales, en algunos
lugares con pruebas de detector de mentiras y terapia por aversión
obligatorias; leyes de reportaje obligatorias que vuelven a los médicos y
terapeutas de salud mental en agentes del estado; prohibiciones contra la
libertad de asociación; y leyes que permiten los E.U. enjuiciar
sus ciudadanos por comportamiento que ocurre
afuera de los limites territoriales del país, aun cuando dicho comportamiento
es legal en el lugar donde ocurra. Estos asaltos contra las libertades civiles
han caído sobre nosotros porque tan poca gente han querido arriesgar ser
vistos como blando con los abusadores de niños. Sostenemos
que las libertades son inseparables. Argumentamos
que sentencias mas largas, tratamiento mas duro
en las cárceles o llamados por la penal de muerte solo aumentan y perpetúan
la violencia. El poder represivo del estado no puede ser aplicado fácilmente
contra la gente "mala". Este poder amenaza a nosotros todos.
Un obstáculo destructivo
entre los adultos y niños ha estado levantado por
las leyes y actitudes caprichosos y poderosos efectuados por estas campañas.
Ahora, adultos pueden temor con razón que cualquier cariño será calificado
como abuso. Este temor significa que los adultos –aunque son padres,
maestros o extraños- frecuentemente contienen lo que todos los niños
requieren sobretodo: atención cariñoso y respetuoso. La reta verdadero es
apoyar y ampliar las programas por niños y jóvenes que les desarrollan en
seres humanos comprensivos, cariñosos, atentos y enteros. Entre ellos son
guarderías infantiles, jardines por niños, una educación que tiene el punto
de visto que el sexo es una cosa positiva, y mejor adestramiento y saldos por
los que trabajan con niños. La meta de todos estos programas debe ser
habilitar a los jóvenes y niños para aprender hacer sus propias decisiones
sobre sus vidas. Niños y jóvenes deben pensar en si mismos no como presuntas
victimas, pero parte de una comunidad lo que les da apoyo y les cría,
dándoles ánimo hablar y actuar con responsabilidad según sus creencias
propias. Queremos que los niños van a amar la vida, no temerlo. Para llevar a
cabo esto, debe ser adultos con bastante coraje para demandar un enfoque al
sexo y jóvenes honesto y constructiva y para llamar por el fin de la histeria
imperante. Solamente así podremos salvaguardar las libertades lo que todos
necesitamos para desarrollar completamente.
FIRMADO/A:
Dr. Richard Pillard, psiquiatra;
Paul Shannon, educador;
Cathy Hoffman, activista de paz;
Chris Tilly, profesor de economía;
Marie Kennedy, profesor de planificación civil;
Eric Entemann, profesor de matemática;
Tom Reeves, profesor de ciencias sociales;
Bob Chatelle, escritor & activista contra la censura; y Jim D'Entremont,
dramaturgo y activista
contra la censura;
Ann Kotell, trabajador de salud;
Carol Thomas, activista por justicia social y religión;
French Wall y Bill Andriette, escritores y redactores gay;
Nancy Ryan, activista feminista;
Reebee Garofalo, profesor de cultura popular;
Dianne McLaughlin, trabajador de la comunidad y de justicia criminal;
John Miller, profesor de economía;
Molly Mead, profesor de planificación
urbana social;
John MacDougall, profesor de sociología;
Laurie Dougherty, investigador y redactor de ciencias sociales;
Monty Neill, educador y activista política;
Rev. Margaret Hougen y Rev. Edward Hougen;
Roswitha y Ernest Winsor, defensores de justicia criminal;
Paula Westberg, maestro;
Rosalyn Baxandall, profesor de estudios americanos y activista en la comunidad
(Nueva York);
Chris Vance, trabajador de educación y de jóvenes bisexuales;
Mark Salzer, maestro y activista política;
Barry Phillips, educador;
Clark Taylor, estudios latino americanos;
Sarah Bartlett, educadora;
Rachelle Simon, sobreviviente del incesto;
Noel Rosenberg, técnico de apoyo de computadores;
Adolph Reed, profesor de ciencias políticas (Nueva York);
Rev. David Olson;
Phillip Kassel, abogado de derechos civiles;
Jim Hunter, trabajador sociales (Estado de Maine);
Howard Zinn, historiador y activista;
Ruth Hubbard, educadora y activista sobre la salud de mujeres;
Jenifer Firestone, activista por familias gay;
Chip Berlet, investigador y periodista;
Paula Rayman, educadora por mujeres y política pública;
Yvonne Pappenheim, Escritores por la Accion (Writers for Action);
Saul Slapikoff, educador y activista;
Steve Schnapp, educador popular y
activista;
Betsy Duren, técnico de computadoras;
Eric Rofes, profesor de educación y activista en la comunidad;
Michael Petrelis, activista política;
Cynthia Aguilar, trabajador de guardaria infantíl;
Jamie Suarez-Potts y Kazi Toure, Programa de Justicia Criminal (Criminal Justice
Program), American Friends Service Committee (de Cambridge, Massachusets); y otros.
Para más información, favor de: