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rincón Español] Kandahar sale del armario
Nuestro corresponsal Tim Reid relata como la capital gay
de Sur Asia quita de encima la censura del Talibán. Con la salida del Talibán del ex baluarte de mullah
Omar, no es sólo las televisoras, las cometas y las rasuradoras que están volviendo a salir en la luz pública. También se han vuelto a
ver hombres con sus "ashnas", o amantes: chicos jóvenes que
han preparados para el sexo. Los miembros de la tribu Pastun en Kandahar han
sido notorios por su homosexualidad durante siglos, especialmente por su
preferencia por los chicos jóvenes inocentes. Antes que llegó el Talibán en 1994, las calles estaban llenas de
adolescentes y sus papis chulos, pavoneando sus relaciones en la plena vista.
Por eso se llaman Kandahar la capital homosexual de Asia del sur. Tal es la
obsesión de los pastunes con la sodomía –la gente allá le dirá a Usted que
las aves vuelan sobre la ciudad con una ala ya que la otra cubre su parte
posterior– que la violación de chicos jóvenes por los guerreros fue uno de
los factores claves por lo que el mullah Omar movilizó el Talibán. En el verano de 1994, unos meses antes de que el Talibán tomara control de
la ciudad, dos comandantes se confrontaron sobre un joven a que ambos querían sodomizar.
Murieron civiles en la pelea que se armó. Cuando el grupo de Omar liberó el joven, empezaron a
llegar muchísimas personas pidiendo ayuda por casos similares. En el mes de
noviembre, Omar y el Talibán fueron nombrados los nuevos gobernantes de
Kandahar. A pesar del desprecio de los talibanes por las mujeres y la inclinación
extraño de muchos de ellos deslindan los ojos, Omar prohibió inmediatamente la
homosexualidad. Hombres acusados de sodomía
fueron condenados a que se derriba una pared sobre ellos, resultando usualmente
en su muerte. En febrero de 1998 tres hombres condenaron a la muerte por sodomía en
Kandahar fueron trasladados a la base de
una pared enorme hecho de lodo y ladrillos, lo cual fue derrumbado por un
tanque. Dos murieron pero uno logró sobrevivir. "En los días antes del mujahidín, había hombres con sus ashnas en todos
partes, en todos las esquinas, las tiendas, las calles, los hoteles; era abierto
completamente, una parte de la vida", dijo Torjan, de 38 años, un soldado
leal al nuevo gobernador de Kandahar, Gul Agha Sherzai. "Pero en los años más tarde de los mujahidín, más y más solados
tomarían niños por fuerza, guardándolos
por el tiempo que querían. "Pero cuando llegaron los talibanes, fueron muy estrictos sobre la
prohibición. "Por supuesto, ocurrió todavía –los talibanes no podrían entrar
cada casa– pero nadie podría verlo". Pero por la primera vez desde que el Talibán huyó, se puede ver volviendo
las parejas; usualmente un hombre muy barbudo, sentado al lado de, o caminando
con, un joven con la cara limpia. Parece no haber ningún tipo de vergüenza o
conducta furtiva, aunque cuando cuestionados por un reportero occidental le rehúsan
hablar. "Apenas están saliendo otra vez", dijo Torjan. "Los
guerreros también ya tienen los chicos en sus cuarteles. Esto fue llamado a la
atención de Gul Agha, que ordenó los chavales expulsados, pero la costumbre
persiste. Los chicos viven
abiertamente con los guerreros. En poco tiempo, y por lo cierto dentro de un año,
será como antes del Talibán: estarán por todos partes". Se ve esta tradición pastun también en su poesía –odas a la belleza y
la tez de un ashna– pero usualmente es un destino terrible por los
chicos involucrados. Es practicado a todos los niveles de la sociedad pastun,
pero por los hombres pobres, tener un ashna puede elevar su estatus. "Cuando un hombre vea a un joven que le gusta –la edad preferida es
quince o dieciséis años– le acercará en la calle y empezar hablar, ofreciéndole
té", dijo Muhammad Shah, un propietario. "Algunas veces van a
buscarlos en el estadio de fútbol o en el cine (los cuales están cerrados
todavía). "El empiece darle regalos, hachís, un reloj, aun una motocicleta. Uno
de los regalos mas valorados es una paloma de combate, lo cual puede valorar
hasta $400 [dólares]. Estos chicos son casi todos inocentes, pero la pobreza
aquí es tanta que no se pueden rechazar". Una vez que el chico cae en las garras de un hombre –casi siempre casado y
con niños– es marcada por la vida, aunque los kandaharis aceptan estas
relaciones como parte de su cultura. En el coche, el ashna siente en el
asiento delantero. El asiento atrás
es para los amigos del hombre. Hasta los padres saben en sus corazones el tipo de relación, pero les dicen
a otra gente que su hijo trabaja por el hombre. Saben bien, como todos, que es una mentira. "Dicen que las aves volaban con las dos alas con el Talibán",
dijo Muhammad. "Pero ya no". [Home]
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